Reflexiones basadas en la obra El charco

Las charcas siempre han captado mi atención. Recuerdo que de niña jugaba a alterar el aspecto que el azar de la naturaleza había diseñado  extrayendo alguna piedra o bien removiendo ligeramente el lodo.

A veces es imposible no agitar el fondo, de manera que nuestra voluntad modifica el entorno inexorablemente. En el transcurso de la vida estas alteraciones producen consecuencias que no solo nos afectan a nosotros mismos sino que también influyen en aquellos que nos rodean.

Cuando esto sucede inevitablemente buscamos un lugar en el que situarnos en el nuevo paisaje que hemos creado.

 

Montserrat Gual

 

 

 

 

 

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